miércoles, 9 de febrero de 2011

Por ese falso "Si tu saltas, yo salto"..

Si es que yo no quiero. Sin embargo, mi mente retorcida no para de alegar razones para mantenerte lejos. Después de todos estos años de confesiones y halagos, de sonrisas y llantos, de aventuras y hazañas, es decir, de compañeras. Tú has decidido separar nuestros caminos de manera inconsciente, sin darte cuenta, no por un acontecimiento concreto, si no, por una sucesión de ellos.
Poco a poco íbamos dejando de confiar la una en la otra, íbamos dejando de compartir momentos, compañeros, secretos...
Tan solo, era cuestión de tiempo que esto pasara aunque tú lo has acelerado.
Nos conocíamos bien, sabíamos a la perfección lo que a la otra le pasaba, cuando la necesitaba, que le podía hacer sonreír y que llorar. Quien había sido la persona mas importante en su vida, el mayor miedo de niña, la enfermedad mas jodida, aquel sueño inalcanzable, ''Todo'' o al menos eso creía yo. Porque tú me has demostrado que no era así, solo lo fingías. Me has demostrado que era mentira, aquello de tu sonrisa es mi sonrisa, lo de lo que te duele a tí me duele a mí... no niego que en algún momento fuera real, puesto que me lo demostraste, pero creo que ese momento pasó y no nos dimos cuenta. Nuestra amistad se desgastó de tanto usarla y en su lugar, simplemente quedó una enorme trampa, pues estaba regida por la envidia, la animosidad y la terrible ventaja de conocer todas las debilidades del adversario. Porque al fin y al cabo es lo que hemos acabando siendo, contrarias. Porque por mucho que lo intentemos esta historia se a acabado. Y a sido una cosa de las dos, lo reconozco yo por no intentar frenar a tiempo este desastre y tu por dejarte llevar...
Todo esto me lleva a plantearme: ¿En que momento dejamos de pensar el famoso ''si tu saltas yo salto”
 ?




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