sábado, 28 de diciembre de 2013

Entrada rescatada de borradores 1. 12/08/13

Doce de agosto del dos mil trece. A tan sólo un día de lo que hace justo un año fue el peor día de mi vida. ¿Qué digo el peor día? La peor semana entera.. Ahí fue cuando mi vida se desmoronaba por completo.
Creo que nadie sabe lo que es ver apagarse una vida en cuestión de días, aunque todo eso viniera ya desde hace tres años.. Pero eso.. Eso es brutal. Ver que aun en sus últimos días me seguía queriendo como a nadie, y me asentía cuando le preguntaba que si me quería, seguido de un "mucho" de sus labios.. ¿Alguien sabe lo que se siente en esos momentos? Es demasiado fuerte para expresarlo..
Aún no me creo que ya haya pasado un año, tan rápido, sin tenerle, sin oírle, sin abrazarle.. Eso si es echar de menos. Y entonces aquí, cuando me estoy intentando hacer a la idea de que ya hace un año que no está, algo que aún no he asumido, me acuerdo de algo que escribí hace tiempo, una entrada en la que hablaba de mis sueños. Sí, uno de ellos era verle totalmente recuperado, corriendo de un lado para otro, gritando y riéndose de esta vida. Claramente no se ha cumplido, ni se podrá cumplir nunca, y me atrevo a aceptar algo que leí hace pocos días; "Los deseos que pedimos a las estrellas fugaces no se cumplen porque cayeron hace muchos años, en el momento que nosotros las vemos ya están muertas, como nuestros sueños.." Totalmente cierto. Ninguna estrella fugaz podrá cumplir nunca cualquiera de mis sueños.

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