domingo, 23 de febrero de 2014

Y, después de todo, seguir en pie.

Por crear cada sonrisa espontánea, por hacerme sentir diferente, especial, alguien.
Por echar de menos conversaciones de 24 horas, cada beso, cada abrazo..
Y seguir en pie.
Por ver mi mundo derrumbarse al notar que todo está más distante, por ver mil fotos y no poder evitar llorar..
Por darme cuenta de que llega un punto en el que "intentar cuidar" de alguien es imposible.
Y seguir en pie.
Por recordar cada instante, cada palabra, cada momento, sonreír con cada recuerdo, y echarle de menos.
Por haber compartido miles y miles de momentos, de los cuales el 90% son buenos, y el 10% restante demoledores.
Y seguir en pie.
Por sujertarle con brazos de hierro para evitar que cayera.
Por chocar contra una pared de hormigón armado una, y otra, y otra vez para amortiguar o parar su caída.
Y seguir en pie.
Por derrumbarme. Por estar sin fuerzas y seguir ahí.
Por no dejar de querer, de echar de menos, de sentir la necesidad de tenerle cerca.
Y seguir en pie.
Por hacerme pequeña para hacerle grande.
Por intentar protegerle del mundo, ser incapaz, y llorar.
Levartarme y seguir en pie.
Por saber y mantener que un te quiero con franqueza siempre será más importante.
Por dar los besos más sinceros, los abrazos con más fuerza.
Y seguir en pie, avanzando. A rastras, pero avanzando, sin saber a dónde llegaré, ni con quién, ni por quién.

No hay comentarios:

Publicar un comentario